No siempre crecer...

Sabes el momento en que el silencio deja de serlo para convertirse en duda?

Pinzas para ropa, una sabana vieja, 2 palos de escoba, ligas... el abuelo hizo de la cama de Max una fortaleza y es justo ahi que conoce un angel de pequenas alas al que llama Azul. Nadie mas lo ve, ni siquiera el abuelo! Aun asi, so pena de un berrinche, les llevan a los dos leche, sandwich y juegos calca; suceden asi sus risillas, saltos y rabietas cada noche.

Mama supone que es cosa de ninos, que pronto pasara y tiene razon; en un ano mas el abuelo habra partido, le diran entonces que el mundo no es tan bueno, que deje de sonar. Max dejara sus juegos por escuchar tras la puerta los llantos de mama, por extranar al abuelo, por saber que el dinero no se da en maceta, aunque ello poco entienda. Poco a poco ira cambiando su mundo por el de adultos, donde nada mas existe. Azul en tanto quedara a un lado suyo, hasta hacer crecer su alas, para ensenarle volar.

Pero esta noche, antes que el olvido llegue, son los dos piratas cazadores de tesoros...

-Azul, ensename a volar!