Por alguien la vida.

Alguien escarba la pared y a escondidas come yeso.
Alguien termina de leer un libro y se acongoja por ello.
Alguien lava sus dientes por tercera vez.
Alguien huele sus calcetines antes de lanzarlos a cualquier esquina de su cuarto.
Alguien sueña con poder volar.
Alguien embarra sus dedos con acuarelas vivas.
Alguien escupe desde el balcón de un piso muy alto.
Alguien hace garabatos y escribe el nombre de Mariana en la esquina de algun bar.
Alguien salta desnudo al lago.
Alguien canturrea una canción de Sinatra.
Alguien marca un teléfono y antes de oprimir el último número se arrepiente y cuelga.
Alguien succiona su propio labio inferior hasta hincharlo.
Alguien arranca de una araña 2 patas.
Alguien hace de origami un zoológico completo.
Alguien espía tras una ventana un poco de vida en la calle.
Alguien roba los bombillos del vecino y los apila en el closet.
Alguien marca su tortuga con barniz de uñas
Alguien desatornilla su reloj e investiga lo que hay dentro.
Alguien viaja en tren y antes de la siguiente estación se habrá enamorado.
Alguien pierde por segunda vez otro zapato izquierdo y no imagina dónde.
Alguien se columpia y no le importa raspar las suelas.
Alguien intenta inflar un globo azul.
Alguien con el medio y el pulgar catapulta cochinillas bajo el tostador.
Alguien come una roja manzana.
Alguien rueda en la maleza.
Alguien rasca la panza de un gordo gato que patas p´arriba ronca.
Alguien dibuja bigotes en las planas de un periódico.
Alguien toma fotos a sus pies.
Alguien lleva más de 20 minutos simulando con sus labios el ruido de un motor.
Alguien va en su coche, esta perdido y parece no importarle.
Alguien dibuja en el pizarrón mundos divertidos.
Alguien a medias come su dona y el resto guarda a las palomas.
Alguien hace gelatinas de colores.
Alguien juega con un yo-yo.
Alguien sube a un árbol y en lo alto de sus ramas graba un nombre parecido al mío.
Alguien vuela un papalote en forma de abeja.
Alguien ríe a carcajadas en un lugar que no debe.

Siempre hay alguien que hace valer la pena el anonimato, que hace de sus bizarras costumbres motivos para abrazar la vida.