de huella.

Mis dedos son 10: el pulgar que sabe a infancia, a coño el cordial, el índice-escorpión y el meñique que es trompada, burrada, barrio y cuentos de arrabal... El anular es testigo muerto de las cosas que no serán, strangle suicida con las líneas que lo trazan. En saturno quedó la huella de Orden Ciruela y en Venus tres estrellas, dos que ya he cobrado y otra por conocer que justo tropieza en vida.


Las huellas de mis manos son mapas traviesos. En ellas quedan las azules babas y el olor de la batalla, los secretos del sillón, licor-avellana, jirones de peleas Maine, raspones Volcom, el dragón y sus asomos, los sudores plata y las mañanas eternas de promesas caneladas.

Mis manos en agua, en leche y engrudo. Mis manos de domingo que atesoran entre uñas: mugre, gemido y pelusa. Mis manos de sal, de fresa, de hurtos algodón a media noche, de tiemblos, erizos y tinta. Mis manos en festín de pasto, lodo, agua, el spaghetti en cacerola, o piedras lisas que, luego de un rato en la nevera, dejo derretir entre los dedos de mis pies.

Me gustan las hojas de un libro quieto y sentir el zurco de sus pequeñas letras obstinadas al papel. Me gusta escarbar en la arena castillos maltrechos de historias fantasmas con tal de raspar en su espalda las huellas que no fueron. Me gustan mis manos tramposas que aparecen de oidos tiernos: dulces y monedas-chicles. Pero más me gusta sentir un corazón que se agita y sacude a mi tacto.

1 rants...!:

Anónimo dijo...

Un final... realmente
descriptivo y sugestivo!

Muchos sabores y texturas en tu vida... que rico saberlo!

De donde eres... o mejor dicho... donde vives?

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