Malena parte del todo. ( II )

...Semanas despues Malena siguio trepando a los arboles, jugando en el rio y retozando en los trigales. Gustaba sentir en sus palmas el roce de cada espiga, era como un mar dorado de carrizos flacos meciendose lento. Ahi quedo tumbada revisando las nubes-formas del cielo.

Entonces aparecieron como enormes globos de cantoya unos gordos y anaranjados peces flotando. Malena creyo estar sonando, se enderezo sobre sus codos y fijo los ojos, las figuras se movian agiles en esta pecera de cielo anil. Malena comenzo a reir y a saltar tratando de alcanzarles, uno de los peces gigantes se acerco tanto que facilmente pudo montar su tornasolado lomo. El rio, los trigales, su casa, el pueblo, se hicieron pequenos, una sensacion de libertad y gozo la hicieron cerrar los ojos y extender cual largos eran sus brazos para abrazar al viento.

"...Estoy viva! en mis venas y pensamientos corre la vida. Estoy viva, el mundo tambien lo esta. En sus rios, en sus bosques, en sus laderas y montes late tambien la vida. Estoy viva en un mundo vivo! En cada piedra, en cada planta hay un latido. Todo lo que veo y lo que mis ojos no perciben esta vivo. Yo estoy viva, el mundo tambien lo esta! Soy parte de todo, todo me forma..."

Al abrir los ojos, Malena estaba recostada en una carreta sobre pacas de paja. Giro su vista y miro la flaca espalda de un anciano masticando entre sus labios una raja de canela. Malena estaba confundida, el anciano detuvo su caballo, volteo a verla y dijo: "lo llamaras Vlauye". Malena no sabia lo que pasaba, sintio un poco de miedo y bajo de la carreta, si este era un sueno, lo mejor seria despertar. El anciano entonces extendio una pequena bolsa de papel a las manos de Malena. Las ruedas de carreta comenzaron a girar, pero antes de irse con serena sonrisa repitio: "Promete recordarlo, Vlauye". Al decirlo, de la bolsa volaron cientos y cientos de colores-mariposas.

Con el movimiento, el polvillo de sus alas quedo suspendido igual que manchones oleo sobre el viento. Malena corria detras, levantando la mano, untando sus dedos con pomada de colores. El vuelo de tanta mariposa se detuvo hasta fijarse cada una a la fachada de un convento y justo ahi, la que algun dia seria la Madre Augusta, intrigada miraba a Malena.

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