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Quizá no engrape más mis ojos por la noche cuando despierte y sepa siempre tus respiros en mi almohada; que en ese momento poco me vale suceda al balcon diminutos rinoceros con alas de carton. Cuando sepa mio cada poro de tu piel, podré olvidar de mi bolsillo lo canela de sus vientos, el motivo de mi sombra y patineta al corredor. Que busco hacer de tu sudor y babas-acuarelas, un corazón de gran tamano que no se canse de latir.

Que no despierten si despierto los dragones, que no despierten si despierto los gigantes; que nada me interesa más, que el punado de eternidad en la tibieza de su abrazo. No, esta vez no, nada me hará despegar los ojos de la geometría de sus lunares, su olor o uvantástica mirada. Esta vez me enredo sin ganas de salir corriendo, esta vez de poco valen los artilugios y los empenos.

Que insuficiente resulta decir te amo...