Origami.


A Vodka poco le sorprende ver al anciano saltar al lago, competir en bicicleta o hacer dibujar en nubes los caprichos de los chicos Miller; pero a Brad le cuesta aun no sorprenderse por cuanto ocurre cuando Wyda ronda cerca. Mirarlo esconderse en la copa del Sauce se ha vuelto frecuente, es ahi donde le alcanza y escucha del anciano sus historias y consejos. Pareciera entonces las ramas lo acunan y la suave cortina de hojillas verdes le aisla del mundo que poco se atreve a entender. Entonces se escuchan sus risas, filosofia y remedos de canciones viejas que a punta de tarareos los dos concluyen. Pero esta vez no sucede, han quedado quietos. El silencio del anciano se debe a la despedida de Brad, sabe que pronto habra de marchar...

El joven en cambio piensa en esa chica de grises ojos. La llama Vainilla, tal vez por el color de las cintas que sujeta a su cabello o por ese dulzon aroma que sucede cuando ella se acerca. Trabaja en la misma tienda de discos en la que el solia escurrirse para robar compactos. Pero desde que la vio no ha vuelto a hacerlo, apenas alcanza a mirarla, sonrojarse y evidenciar con la torpeza de sus balbuceos su amor por ella. Ahora Brad piensa lo cobarde que es, si tan solo se atreviera...

Wyda mira al chico, sonrie, seguro ha adivinado lo que piensa. En tanto, de su abrigo saca papelitos colores que comienza a doblar. Su pulso ya no es firme, pero logra hacer con cada uno de origami pajarillos. Les forma en su palma vieja y luego de un rezo pequeno, sopla... De su mano cada uno agita sus alas hasta rodear a Brad, este les mira boquiabierto, talla sus ojos y siguen frente a el las figuras de papel flotando. Al cabo de unos segundos el soplo de vida en ellos parece terminar y caen al suelo pero de todos se resiste un pelicano. Por instinto Brad se acerca y tierno le toma entre sus manos, intrigado le revisa, donde el truco? El pelicano brincotea en su mano, pareciera toser y de su pico exagerado escupe un papel dobaldo. Wyda ni se inmuta, Brad en cambio supone cuanto ocurre es sueno, el pelicano diminuto extiende sus alas y vuela hasta perder su rastro. Brad mira el papelillo y lee:


-Si no tuvieras miedo, que serias capaz de ser?

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