Un poco de Wyda.

Las arrugas, las canas, su voz ronca y pausada; pero sobretodo ese tipo de sabiduria que solo se da luego de tiempo. Aun con sus anos no deja de jugar, saltar en charcos, volar cometas, o abrazar los arboles (a veces, incluso, con un poco de ayuda trepa por ellos). Wyda, un anciano de mirada gastada y sonrisa perfecta; nadie recuerda como o cuando llego, solo aparecio, igual que aparecen aquellas postales de amigos al buzon.

Tiene un Bel-Air acqua que conduce los domingos con musica de Miller. Pero es mas comun verlo andar en bicicleta, una Cruiser negra con asiento de piel y al volante chicharra de trailero. Sus recorridos son largos, pero no por distanica, sino por tiempo; "Lentitud es reflexion" suele decir, disculpando con ello la tardanza de sus musculos cansados.

Tras salir de casa y aceitar las ruedas paraba en el mercado a comprar jitomates los mas rojos y jugosos, para el y para Vodka. Vodka es su acompanante, "un perro de raza absurda", como el mismo lo explica; a todos sitios le sigue, le cuida, le escucha.

-"Vodka se vuelve humano, ayer mismo tras haber estornudado me ha dicho Salud! A mi edad saber que Vodka habla poco puede sorprenderme, pero que raye las hojas del periodico dibujando bigotes a Lady Diana, lo considero escandaloso!"

Eso lo contaba cada que alguien se acercaba y elogiaba la lealtad de Vodka; muchos reian, pocos lo pensaron loco.