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No es facil hablar de amigos; los dedos se atoran, las palabras no dicen nada y una ansiedad de dulce, muy dulce sabor confunde mis venas. Como explicar la emocion tras cada diablura o cuento vivido? No existen aun colores, letras o risas que hablen de ello.

Fue hasta los 15 que luego de juegos bobos conoci a Arturo (Asi es que se llama, aunque pocos lo sepan). Ocurrio en la escuela, a veces hubiera querido fuera otro sitio, la escuela es lugar comun, pero las cosas no siempre son como uno les desea. Era del "A", misteriosamente los chicos brillantes los apilan ahi, yo siempre fui del "B" y a veces, incluso el "C". De ingeniero fueron siempre sus neuronas, deducir logicas y procesos le resulta divertido; en un parpadeo destaca variables, candados y estrategias, y en cuestion de nada resuelve siempre los retos. Arturo es habil, capaz, honesto, sabio, paciente.

Puedo pasar las horas con el contando recuerdos o tal vez silencios; puedo y sucede que estalla mi vientre por descosida la risa, por su blanco, muy blanco humor, por su mirada calma. Puedo por el escuchar Pearl Jam o Nirvana y poco me agobia, como poco me gasta ver un partido de fut, la NBA o cualquier competencia. Me enseno a jugar futbol, historia, cartas y cambiar una llanta, y aunque nada de ello me sale bien, siguio a pesar de tanto creyendo que soy posible. Soy un desastre en el golf, espantoso mi chiflar y pierdo facil la concentración; pero si aprendi, Arturo, tu modo de ver la vida.

Hace tiempo sus suelas pisan nuevas tierras, hace tiempo no suceden los encuentros, hace tiempo que resuelvo a solas del mundo mi pedazo. A veces creo me hizo falta mas Arturo para con su voz calma entender cuanto sucede.

Estar con el me mantiene a salvo, es mi amigo.